Cuando en ese bosque blanco y de cristal, sólo quedaba una criatura sedienta de almas y yo, parecía que me convertía en el único blanco fácil, en ese momento supe lo que siente un indefenso ciervo cuando el depredador mayor asecha, mis defensas eran nulas , mi libro mágico yace en el fondo de un arroyo quizás la corriente lo llevó río abajo, podía usar magia , pero no recordaba los hechizos, siempre dependía del libro , no me molestaba en memorizarlos, era irónica la situación en la que me encontraba tenia magia y no podía usarla , pensaba en la posibles escapatorias de ese problema, el suicidio sería un acto de cobardía, y … ¿enfrentar a la bestia? … una mala idea estando desarmado, estuve pensando unos minutos , y de pronto se me ocurrió algo, fue como un milagro que alguien tan alejado de la magia recordara semejante hechizo, solo tenía esa opción y me aterraba la idea de que esa era la única salida, la daga que tenía Magenta en el corazón , era una excelente herramienta mágica para matar a la maldita Quimera, con esa idea en mente subí hasta la cima de aquel árbol y con dolor de ver la cara de la joven Magenta destrozada removí cuidadosamente la daga del corazón, aquella daga era pesada , hecha de oro y plata pura, decidido a vengar a mis amigos , usé uno de los pocos hechizos que me sabía, el hechizo usaba la energía de mi cuerpo como círculo de metamorfosis que le daba luz a los minerales y elementos que se encuentren a pocos metros de mí
_ Espíritus del aire la arena y el mar reúnanse para al ángel liberar, al viento esta rima ofrendo protector o guía blanco te convoco en este momento.
Cuando los árboles llenos de luz empezaron a florecer, fue como darle sangre a un tiburón, pude sentir el crujir de dientes del demonio, se aproximada como un rayo entre los árboles destrozando todo lo que hallaba en su camino, preparé la daga, la clave en el suelo e inmediato me arrodillé, … el silencio era increíble, de pronto apareció una niebla alrededor de mí, era tan densa que si una piedra era arrojada hacia ella no tocaría el suelo…, sentí el frío aliento que en mi cuello soplaba y el hedor a sangre que de su boca brotaba, para que el hechizo que había planeado funcionara tenía que sacrificarme, de esta forma tomé la daga, el temor que la criatura me producía era tan grande que apenas podía hablar , con un débil aliento murmure
_aunque tinieblas padezco
En esta vida mortal
Porque si de luz carezco
Aun tengo vida celestial,
Por más ciego que me encuentre
Sin luz y a oscuras viviré
Con mi sacrificio
A este demonio al infierno mandaré.
- Les confesaré algo, no sé en qué pensaba cuando me apuñalé con la helada daga, quizás si hubiese estado pensando no habría podido matarme a mí mismo, quizás era en mis amigos, en imaginar cuánto temor y dolor debió de haber sentido la pobre Magenta ante aquel maldito demonio -
Al separar la daga de mi corazón la sangre ya no era común, era de color azul, mi sangre era santa, con fuerza atravesé el corazón de la bestia, mi sangre era como un veneno que la destruía de adentro hacia afuera, de pronto de su garganta surgió un chillido que se convirtió en un crujir de dientes, era tan fuerte que podía sentir como la sangre corría por mis oídos…
La Quimera ardía mientras se convertía en cenizas, yo tenía aquella excitante sensación de satisfacción al ver la criatura sufrir, el fuego la consumía como esa cosa consumió el alma de mis amigos, ya podía sentir como la gran cantidad de sangre que había perdido se hacía notar, mis piernas se habían adormecido, caí desplomado al suelo, listo para recibir a la muerte con los brazos abiertos… me desangraba mientras buscaba en mi cabeza algún cargo de conciencia…era inútil, lo hecho está hecho, sólo pensaba en que mis amigos me esperan del otro lado …detrás de la luz …
_se peguntarán cómo ocurrió todo, es curioso, al principio mi vida era como la de ustedes…
adoroo tu novelaaa!..
ResponderEliminarsigo insistiendo en que es mejor que la mia..
Te amooo
sigue asii