domingo, 29 de agosto de 2010

La vieja bruja

En camino a mi casa se me metió en la cabeza la idea de investigar en la biblioteca el llamativo nombre de aquella isla, así que marché camino a la biblioteca más cercana, estaba sola. Parecía que todos los libros querían ser leídos por mí. Los enormes estantes parecían perderse en los largos pasillos, me aproximé a recepción, y no había nadie, aquello era espeluznante, el silencio de la biblioteca era mayor de lo normal, si alguien estuviese en el otro salón podía escuchar cómo la saliva bajaba lentamente por mi garganta, a esa situación sólo le faltaba la niebla y ya era una película de suspenso, llamé a ver si había alguien, mi voz apenas se escuchaba, mi lengua estaba seca, imaginé que eran los nervios.
-¿Quién llama?-pregunto ronca y desgastada una voz. Mi cuerpo se paralizó. Era una señora mayor, definitivamente la encargada de la biblioteca, se notaba que tenía por lo menos unos 60 años trabajando en aquella vieja biblioteca, le pregunté si tenía alguna sección de libros de geografía general y me señaló con su dedo esquelético el pasillo más oscuro y lejano de aquella sala.
Asentí con la cabeza
Me aproximé y tomé de aquel alto estante un libro que debía de ser como se quinientas mil páginas, pesaba una tonelada, lo coloqué sobre la mesa y busqué en el índice, islas exóticas, por más que buscaba, no aparecía nada referente aquella isla, pasé horas con los ojos dentro de aquel viejo libro, cuando de pronto entre las sombras se vio el rostro de aquella señora, se me detuvo el corazón de la impresión.
-¿Te asustaste?-me preguntó la fea vieja, yo con arrechera le respondí tratándome de controlar:
-Sí, señora y mucho.
-¿Encontraste lo que buscabas?–me pregunto, con una cara de sabionda, como si supiese lo que yo quería hallar.
-No, señora – le respondí,
-¿Dime que buscas exactamente? – Me preguntó esta vez, con algo de interés en ayudarme.
-Todo lo referente a la isla de la luna nueva – le expliqué.
Ella me miro y me dijo:
-Esa isla es especial, con razón no la conseguías en este libro.
Se fue desapareciendo entre la sombras, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba frente a mí , con un libro que parecía la primera biblia, de pronto abrió la mitad del libro y allí estaba aquella imagen y comenzó a contarme la historia que escondía la forma de aquella isla:
-La Boca Del Diablo o mejor conocida como la isla de la Luna Nueva, es una isla que en sus comienzos había tenido forma circular, en aquel entonces le llamaban el hogar de la Luna Llena, pero debido a que los dioses proclamaron que la luna era símbolo de tinieblas por ser el albor de la noche, no tenía ningún derecho de poseer algún fragmento de la madre selva, la luna con odio llenó la isla de demonios para que todo aquello que viviese allí padeciera bajo el poder de La Quimera.
-¿La Quimera? – Le pregunté a la vieja cara de bruja.
-Si La Quimera, un demonio inmortal, que se alimenta de almas mágicas y humanas, según la leyenda El monstruo mitológico Quimera, es una criatura con cuerpo de demonio y con partes de cabra, león y serpiente; este animal en la mitología es símbolo de maldad y sufrimiento.
-¿Y esa criatura de verdad existe? – Le pregunté con incredulidad.
-¿No crees en mis palabras? – Me preguntó algo molesta.
-No, claro que creo, ¿pero esa cosa aún vive? – de pronto aquella fea señora soltó una carcajada tan fuerte que hizo eco en los pasillos de la solitaria biblioteca.
-No, según los cuentos que corrían en mi época la Quimera fue derrotada finalmente por la bruja Zafiro con la ayuda de Trigón, el padre de las sombras. Hay varias descripciones de su muerte, algunas dicen simplemente que Zafiro la atravesó con una daga hechizada con sangre de Trigón, mientras otras dicen que cubrió la punta de ésta con plomo que se fundió al ser expuesto a la ardiente respiración de Quimera y por tanto la mató, también se dice que murió por una lluvia de flechas disparadas por Zafiro
-Ciertamente mis años de experiencia en ocultismo, me han hecho saber que la Quimera no murió, puesto que Trigón se casó con Zafiro días después de aquella batalla, por lo tanto es obvio que el no murió en el sacrificio que se requería para que la Quimera muriera.
-¿Pero es decir que vive? – Le pregunté derramando curiosidad por mis ojos.
-Probablemente no, pero sé por experiencia que la Quimera fue encerrada en una caja de oro y plata que se selló por dentro con cenizas de Zafiro cuando ella murió, y la leyenda dice que sólo una descendiente directa de Zafiro puede liberar a la Quimera, usando el fuego que arde desde el fondo de su corazón para fundir la cerradura mágica que tiene la celda de la Quimera.
-Y finalmente me podría decir ¿por qué la isla tiene forma de luna creciente si antiguamente era como una luna llena? – Le pregunte, parecía que cada vez tenía más preguntas.
La vieja con ojos que brillaban como los diamantes recién pulidos me dijo:
-Cuando el demonio fue encerrado la luna dijo, ya que la isla no puede ser mía, no será de nadie más, y usó un hechizo que hundió la isla bajo el fondo del mar, bueno por lo menos el centro de la isla.
-Dios necesito saber más de esa isla, cuénteme ¿Por qué hundió el centro nada más? – nuevamente le hice una pregunta a la cansada vieja.
-Porque en el centro de aquella isla se encontraba el corazón de la luna, y ella lo ocultó en una caja de luz en el fondo de las aguas de aquel profundo abismo azul.
La señora me preguntó si yo viajaría aquella isla, tras escuchar su pregunta me quede sorprendido, y tratando de no tartamudear le respondí con voz sorda:
_Si…
Me miro y me dijo en esa isla hay muchos problemas, bastantes personas dicen que allí, siguen existiendo demonios burlones, rápidamente la vieja se puso de pie, nuevamente se perdió en las sombras y regresó rápidamente, esta vez con un libro más pequeño, modelo de bolsillo.
-Ten, este es un libro mágico, te servirá por si te metes en apuros – me lo aseguro.
-¿De verdad es mágico? – le pregunté con curiosidad.
-Sí, pero sólo lo podrás usar si eres un verdadero hechicero – me respondió.
-Mmm, Ok entonces no me lo llevo – le exclamé con algo de burla.
-Créeme te servirá de mucho – me aseguró la vieja.
-¿Y cuanto tengo que pagarle por él? – pregunté.
-La magia no se vende – me respondió la vieja algo molesta.
-Gracias señora – me despedí.
-Suerte en tu viaje – me respondió la señora en la puerta.
-Gracias, lo haré – le manifesté con temor, aunque algo me decía que no regresaría de aquel viaje.
Miré al cielo y estaba negro, definitivamente había pasado horas aunque perecían haber sido sólo minutos en la biblioteca, me apresuré a caminar por las desoladas calles por suerte cerca de allí se encontraba una línea de taxis y decidí tomar uno camino a casa, tenía calor, quizás eran los nervios al pensar en todo lo que la vieja de la biblioteca me había contado, le pedí al conductor del taxi que encendiera el aire acondicionado, podía sentir cómo el frío aire chocaba contra mi cara, me perdía en mis pensamientos, casi perdía el conocimiento de la realidad
-Disculpa, disculpa ¿Hacia dónde va? - escuché una voz que me arrastraba nuevamente a la realidad.
-¿Qué? Perdón, disculpe – indiqué – voy hacia Avenida La Fuente, Parcela Nº 24.
-¿Te encuentras bien? – me preguntó el viejo conductor.
<< ¿De verdad le importa?>> Me pregunté a mi mismo.
-Nada tranquilo solo estaba algo distraído – le expliqué.
El resto del camino fue un rotundo silencio, llegué a mi casa sumamente ahogado en mis propios pensamientos, pensando en lo que estaba por venir. Al llegar a casa me acosté en mi cama a pensar, llegó un momento en que me sentí aburrido de mis pensamientos, en seguida me acordé de aquel libro que me había regalado la vieja bruja de la biblioteca, mis ojos se iluminaron al ver el titulo de aquel libro El Libro De Las Sombras, cuando lo empecé a leer sentí una fuerza en mi corazón, era una inexplicable sensación, era fascinante como cada palabra que leía se definía sola en mi cabeza, poco a poco entendía más acerca de las ciencias ocultas, pero como era obvio ningún hechizo funcionaba, en una de las página de El Libro De Las Sombras encontré un viejo hechizo , que trataba de la destrucción de la Quimera, te explicaba que a semejante bestia se le podría destruir utilizando una daga de plata y oro, pero que debía de realizarse un auto sacrificio , con la misma daga llena de la sangre del sacrificado debía atravesarse el corazón de la Quimera
-¡¡¡Damián!!! – Era mi mamá, me llamaba para la cena.
-No tengo hambre – le respondí con un aire de odiosidad.
Fui a mi habitación con gran agotamiento, apenas podía mantener los ojos abiertos, el cansancio me consumía.