martes, 12 de octubre de 2010

La dama del infierno, la chica de cenizas

Corrí adentrándome cada vez más en el bosque, cuidando de no perder el camino a la caverna, fue inútil el bosque ilusionista había hecho una vez más su acto, al mirar hacia atrás la caverna había desaparecido
-¡¡¡Magenta!!! – gritaba en llanto, estaba asustado, no por mí, sino por Magenta, temía que algo le pasara.
Corrí lo más que pude, mis pies estaban muertos, me recosté en un árbol, alcé la mirada y vi una marca negra en el tronco de varios árboles, caminé hacia ellos, me quité los guantes y coloqué la mano en aquella marca.
<<¡¡¡Damián, aquí estoy!!!>> – algo gritó fuerte en mi cabeza.
Aquella marca era una quemada, parecía que hubiese caído lava en los árboles, una de las marcas tenía la forma exacta de una mano, coloqué la mía sobre la marca y me di cuenta de que era una mano de mujer, era pequeña, pensé que era de Magenta, pero había la posibilidad que fuese de Ashley, recordé las veces en que tomé las manos de Ashley y rápidamente reaccioné, si era la marca de la pequeña mano de Ashley
Corrí lo más rápido que pude, mis pulmones parecían globos a punto de explotar, el temor había aumentado, algo hacía que volviese a mi memoria el sueño que tuve, aquel donde aparecía Ashley calcinándose.
De pronto me detuve. Vi pequeños pozos por todos lados sin duda era nieve derretida.
-Dami- algo me llamó, justo atrás de mi.
Mi corazón se detuvo y se aceleró de golpe, rápidamente volteé.
Fue como ver a un demonio, aquel sueño se había hecho realidad, justo delante de mí estaba Ashley, desnuda y con caminar elegante se aproximo a mí, era una diabólica tentación, parecía que hubiese estado en el infierno cuando colocó su mano en mi pecho, el calor que emergía de ella era enloquecedor, di un paso atrás cuando me tocó, miré mi pecho había dejado la marca de su mano sobre mí, había quemado mi camisa hasta llegar a mí piel, me miró y una lágrima corrió por su rostro angelical cuando la lagrima cayó sobre la nieve pude ver cómo la derretía, como si fuese ácido, de pronto su excitante cuerpo empezó arder, era algo fascinante y a la vez aterrador, sonrió y me preguntó con tono seductor:
- ¿Quieres probar el calor de mi cuerpo?
Cuando ardo soy imparable
Se acercaba a mí lentamente con un femenino caminar seductivo y placentero al ojo de cualquier hombre, no podía ni tragar, podía sentir cómo a cada paso que daba hacia mí, mi cuerpo perdía más emulsión, inclinó sus rodillas y me miró directo a los ojos, cuando me iba a tocar, cayó acostada fuertemente sobre la nieve.
-Atrás Ash – exclamó fuertemente la profesora Luz, estaba junto a Aurora, podía ver cómo alrededor de sus manos había una especie de luz liquida, era como si hubiesen tomado al arco iris en sus manos, Aurora tomó mi mano y me colocó de pie.
-¿Cómo me hallaron? – pregunte algo impresionado al verlas.
-Seguimos las marcas de quemadas hechas por Ashley, sabía que iría tras de ti – me respondió la profe Luz.
-¿Tras de mí? ¿Por qué? – pregunte asombrado.
-Necesito tu ayuda para encerrar a la Quimera – me respondió Ashley mientras se colocaba de pie.
-En mi libro dice que solo un sacrificio voluntario la encerraría –respondí algo confundido.
-Sí, por eso necesito que estés de acuerdo en que te sacrifiqué – me respondió algo confiada.
De pronto entre las sombras del bosque como un rayo saltó la Quimera, fue espeluznante ver sus ojos, no sabía qué hacer, caí en la nieve, había quedado en shock, podía sentir mi cuerpo temblar de temor, no sabía qué hacer.
-Quédate allí – me pidió Aurora.
La bestia atacó a la profesora Luz con sus garras apenas rozó su espalda y como hojillas cortó fuertemente su piel
-¡Profe! – corrí hacia ella e intenté sacarla de allí.
La Quimera movió rápidamente su cabeza de serpiente hacia mí, justo delante mío apareció Ashley y lanzó de sus mano fuego, la criatura parecía no sentir nada.
-La criatura es creada de fuego, no la lastimarás con eso – dijo Aurora.
De pronto la criatura de un mordisco levantó a Ashley y con fuerza apretó sus caderas, podía ver cómo la sangre brotaba por su boca, intentando gritar se ahogaba con su propia sangre, era aterrador, vi como se extinguió poco a poco su fuego, y con fuerza la picó en dos, delante de mi cayó parte de su cuerpo, mi rostro estaba lleno de sangre caliente, le Prof. Luz se puso de pie.
-Ven salgamos de aquí – me pidió.
-¡Aurora vamonos! – le ordeno con firmeza la profesora.
-¡no! Corran trataré de distraerla mientras ustedes huyen –respondió alterada y decidida.
-¿Estás loca? Vamonos – grito la Prof. Luz.
-Es la única manera, ¡¡¡corran!!! – nos pidió Aurora.
La profesora tomó mi mano y empezamos a correr lo más rápido que podíamos, me sorprendió que la profesora a pesar de estar gravemente herida pudiese correr de tal manera.
¡¡¡Aah!!!- se escucho un grito era de Aurora, me dio tanto dolor que ella haya muerto para intentar salvarnos.
-¡¡¡Noo!!! - La profesora exclamó llorando – he perdido uno a uno a mis alumnos en este viaje.
De pronto algo golpeó con fuerza a la profesora Luz, era la Quimera estaba tras nosotros.
-¡¡¡Corre!!! – Gritó mientras me empujaba.
-¡¡¡No!!! Profesora por favor vamos, no la puedo dejar aquí – le supliqué con tristeza.
La profesora alzó sus manos e hizo un campo de energía alrededor de la criatura.
-No resistiré mucho, vete de aquí – me pidió alterada.