martes, 7 de septiembre de 2010

Camino a la agonía

Pasaron las horas, el equipaje ya estaba listo, el resto del día lo pasé pensando que estaba a solo unas horas para que fuese lunes, el viaje se acercaba cada vez más.
Era increíble habían pasado rápidamente las horas, definitivamente aquella isla nos atraía como un imán a los clavos, me acosté sobre el sofá de la sala, mi casa estaba tan silenciosa que el latir de mi corazón parecía tan fuerte como el sonido de un tambor, era obvio, mis padres no estaban, habían salido por unos días fuera del pueblo, me hallaba solo, podría decir que aquella espeluznante sensación de abandono me preocupaba, aquella enorme casa con los largos pasillos a oscuras, parecía sacada de película de horror, las altas paredes blancas, parecían perderse entre la profundidad de las sombras
Dios, el silencio me atormentaba, parecía que no podía respirar, me apresuré a buscar mi Ipod y me acosté a escuchar una canción que verdaderamente era relajante y me ayudaba a reflexionar y pensar en las cosas malas y buenas que habían pasado durante el día, aquella canción se llamaba I Don´t Wanna Miss A Thing, de AeroSmith, así poco a poco me fui durmiendo, podía sentir cómo el sonido de aquella canción sonaba cada vez más bajo.
De pronto abrí los ojos, pensé que aún era domingo por la noche, la sala seguía a oscuras, con la diferencia de que el tono del ambiente era gris, se escuchaba agua caer sobre el tejado de la casa, no cabía duda que estaba lloviendo, me coloqué de pie, miré a mi alrededor, la casa seguía sola, el piso estaba helado, nunca en mi vida había sentido semejante frío en Higuerote, al principio no me preocupé, me imaginaba que era sólo la lluvia la que producía aquel semejante frío, vi el reloj que colgaba en la cocina el cual marcaba las 8:15 AM
-¡¡¡ Mierda!!! ¡¡¡Ya es lunes!!! – Exclame asombrado.
Enseguida corrí hacia el cuarto, pensaba para ducharme, el frío era tan fuerte, que pensar en el agua corriendo sobre mi cuerpo me daba escalofrío, me vestía lo más rápido posible, me caí un par de veces intentando colocarme el pantalón, cuando estaba listo, rápidamente cogí el teléfono, la señal estaba jodida, la lluvia hacia interferencia, estaba preocupado, la lluvia caía cada vez más fuerte, parecía granizo, intentaba una y otra vez llamar a un taxi, cuando la señal llegó , me pude comunicar con la línea de taxis, sólo me quedaba esperar desde la entrada de mi casa la llegada del taxi.
Miraba desde la puerta, aquel cielo gris, se percibía la fuerte sensación de tristeza, parecía que el eterno y caluroso verano de Higuerote se había convertido en un invierno sigiloso, lluvia helada caía desde el cielo, parecía una fuerte lluvia de cristales, de pronto entre el pavimento mojado apareció el taxi, ya estaba frente a mí, corrí hacia él, sintiendo las frías gotas de lluvia en mi cara, parecían mil agujas clavándose en mi rostro.
-Buenos días – saludé al conductor.
-Buenas, ¿A dónde va? – me preguntó.
-Hacia el aeropuerto – le respondí.
El frío era enorme , por suerte avía decidido llevar un par de abrigos en mi bolso de viaje, uno de ellos reposaba en mis manos, sin pensarlo dos veces me coloque el abrigo esperando ahuyentar el frío de mi piel, pasé todo el camino mirando a través del cristal de la ventana del auto, podía ver la lluvia chocar contra el vidrio, parecía que las frías gotas querían golpear mi cara, el agua caía sobre el techo de aquel taxi, parecían piedras, el vidrio empañado hacía que me sintiera ahogado en el silencio, mis ojos se cerraban solos, casi me dormía, de pronto me a recosté del asiento e incliné mi rostro hacia la ventana, sentía como me dormía poco a poco..
…Cuando abrí los ojos el auto se estaba deteniendo, allí estaba el aeropuerto, parecía abandonado a su suerte, no se veía la congestión de personas con su equipaje, le pagué al conductor del taxi, y puse los pies sobre el húmedo suelo, me resbalé, si no fuese porque me agarré de la puerta del carro quizás me hubiese roto la cabeza contra el suelo.
-Buen viaje - me deseo con cara de hipócrita el viejo conductor.
-gracias - le respondí con cara de amabilidad fingida.
El clima era desastroso parecía que nunca cesaría la lluvia, habían pasado horas lloviendo y algo me decía que las negras nubes no querían dejar de manar agua, el paisaje parecía un sueño en la oscuridad, era como si cenizas hubiesen teñido el día de un gris decolorado, caminaba a través de los pasillos del aeropuerto, parecía que nadie aparte de nosotros pensaba viajar ese día, a lo lejos podía ver sentados, tranquilos con mirada perdida, algo que era extraño en mis compañeros, tan desordenados y escandalosos, parecía una epidemia de tristeza, y el trasmisor de esa enfermedad era el clima
-Hola ¿Qué pasa? Pregunté algo preocupado.
-Nada solo que al parecer no saldrá nuestro vuelo si la lluvia no cesa – me respondió Aurora con su sereno y encantador rostro.
Me había sorprendido un poco, nunca pensé que Aurora hubiese venido a este viaje, Aurora es una chica tranquila y estudiosa, de piel morena con cabello alisado un poco mas debajo de los hombros, de frenillos, ojos marrones y una alegría especial, que a pesar de no demostrarla tan seguido la lleva consigo siempre.
Tuvimos un rato en el aeropuerto, ya casi nos regresábamos a nuestras casas, la profesora Luz no había llegado aún, la habíamos esperado desde hace media hora. Cuando ya nos decidimos a volver a casa, se pudo ver por el largo y solitario pasillo del silencioso aeropuerto con una extraordinaria energía a su caminar, la profesora Luz, con pasos sigilosos y decididos, se podía ver como al paso de aquella energía en forma femenina, las negras nubes y las fuertes gotas de agua se desvanecían dándole paso en un abrir y cerrar de ojos al sol, eran pocos los alumnos que se dieron cuenta del extraño fenómeno climático.
-Hola mis amores – saludó alegre y dulcemente la Prof. Luz.
_Hola profesora la estábamos esperando – respondí algo enfadado.
_Bueno ya estamos aquí, vayámonos – dispuso la Prof.
-Creo que el viaje no se realizará – intervino Magenta.
-Profesora por favor tenemos que viajar, estas vacaciones no las quiero perder – suplico Robbie.
-Bueno hoy se hará el viaje – respondió la Prof.
La profesora se acercó a la cabina de atención al cliente, no habían pasado ni cinco minutos, cuando salió, con cara alegre nos dijo.
-Mis bellezas tropicales, hoy viajamos…
-¡¡¡Sí!!! – Se escuchaban los aplausos y gritos de alegría. Inconscientemente celebraban unas vacaciones a la boca del diablo.
Fuimos pasando a abordar el avión – me ubiqué en mi asiento, desde la ventana miraba el iluminado cielo – no creo que aquella fuerte lluvia haya sido coincidencia, algo no quería que fuéramos a la maldita isla e ignoramos su advertencia.
Esa fue la última vez en que mis amigos vieron la cálida luz del sol de Venezuela.

2 comentarios:

  1. Waoo Me gusta mucho tu bloog *-*
    Es muy interesantee!!
    Pasate por el mio :$ :D

    Espero el otro capii!!

    bye bye :D

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  2. hola jessica, que tal? graxias por visitar mi blog, espero y me sigas...ya pase por tu blog, esta fino...te falta algo de experiencia, creo q la puedes conseguir leyendo mucho novelas de diferente autores y viendo su forma de escribir y de expresarse, pero esta muy buena...gracias por escribir...y por leer mi novela...saludos y besos...hoy mismo subiré un capitulo...me adelantare para ti...

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